SOLO PODEMOS DAR BUEN FRUTO CUANDO CRISTO VIVE EN EL CORAZON.

En el sureste de la republica mexicana estuve comiendo unas ricas frutas llamadas chicozapote, deliciosas y jugosas; comí varias de ellas y realmente fue una verdadera delicia para mi paladar. En otras ocasiones he comido uvas y estas se ven deliciosas y dulces pero al probarlas son tan amargas como la hiel, que apenas se soportan en la boca. Esto me hace recordar las palabras de nuestro bendito Salvador registradas en Mateo 7:17 y 18 donde El dice:  “todo buen árbol da buenos frutos. No puede el buen árbol dar malos frutos” Un árbol o arbusto que da frutos amargos es que esa es su naturaleza; o el que da frutos dulces y agradables al paladar, es porque también esa es la naturaleza del árbol. Lo que también quiere dar entender el Señor es que una zarza produce espinas y un manzano, manzanas.  Uno evita la zarza por las molestias que causa y las manzanas las compra porque son apetecibles.

El Señor nos habla acerca del buen árbol y del buen fruto. Cuando el árbol produce buen fruto se cuida el árbol para que siga dando buen fruto. Comparativamente, si nosotros hemos sido cambiados por el poder de Cristo en árboles buenos, nuestro fruto seguramente será bueno, por lo que debemos estar seguros que El Señor nos está cuidando, protegiendo y podando para que sigamos dando buen fruto.

El Señor nos dice que todo ser humano produce fruto, ya sea bueno o malo; espinos o fruto apetecible, ¿puedes ver cuál ha sido el fruto de tu vida el día de hoy, este mes, este año? Todo ser humano ya sea una persona sin Cristo en su vida, o un verdadero cristiano o un cristiano frío en las cosas de Dios esta produciendo fruto  bueno o malo.

Un joven una ocasión me dijo que él se había alejado del mundo, que ya no hacia cosas malas y que asistía a la iglesia regularmente, pero que no había recibido a Jesús todavía. Aparentemente el fruto de este joven era bueno, pero no para Dios; mientras El Señor Jesús no viva en el corazón y nuestros pecados no han sido perdonados, podemos asistir a la iglesia, podemos dejar de hacer cosas malas, podemos alejarnos del mundo, pero el Señor les llama obras muertas.  Las obras que cuentan y que son aceptables para el Señor son las que Cristo hace a través de nosotros y no las que hacemos nosotros mismos por nosotros mismos. Debemos recordar que somos salvos por nuestra fe en lo que hizo Cristo por nosotros en la cruz del Calvario y que la vida cristiana consiste en que Cristo viva Su vida a través de nosotros. Por lo tanto el que quiera llegar al cielo o agradar a Dios sin tener a Cristo en su vida es imposible que lo consiga.  Sólo podemos  producir buen fruto cuando Cristo mora en el corazón. Todos nosotros tenemos un corazón malo por naturaleza y por lo tanto nuestro fruto es malo, pero eso dice la palabra de Dios en Tito 3:5: “Nos salvó no por obras de justicia que nosotros hubiéremos hecho, sino por su misericordia por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo”.  Sólo cuando entra Jesús a nuestro corazón nos transforma milagrosa y sobrenaturalmente en árboles nuevos y buenos. Esta regeneración y renovación la hace el Espíritu Santo cuando ponemos nuestra confianza en Cristo.  Mi amigo si no has recibido a Jesús en tu corazón, hoy debes de hacerlo para que puedas producir el buen fruto que agrade a Dios y estés debidamente preparado para ir al cielo después de la muerte. Amén.